El Okapi está muy emparentado con las jirafas y con ellas comparte muchas adaptaciones morfológicas, aunque su cuerpo sea en realidad más parecido al de un caballo. Debido a lo apartado de su hábitat es un animal muy poco conocido y los estudios sobre sus costumbres son muy escasos.
Vive en bosques muy densos de las selvas de Ituri, zona en el límite entre República Democrática de Congo y Uganda. Siempre cerca de las corrientes de agua.
Generalmente son animales solitarios, aunque, en algunas ocasiones, se ha comprobado que viven en pareja pero no de manera permanente. Después de un embarazo de catorce o quince meses nace una sola cría que experimenta un crecimiento muy rápido durante las primeras semanas. La complejidad de su estudio en el medio natural ha hecho que gran parte de los datos que sabemos de él hayan sido obtenidos en zoológicos o en situaciones de semicautividad. Los recién nacidos pesan unos 16 Kilogramos
Tiene una larga lengua prensil. Tiene una apariencia sumamente particular, mezcla de caballo, cebra y jirafa. Es pariente de esta última y se asemeja a los primeros jiráfidos del período del Mioceno, entre 5 y 23 millones de años atrás. Posee un color castaño rojizo en la mayor parte de su cuerpo, excepto en glúteos y patas, de color blanco y rayas negras, muy semejante al pelaje de las cebras. Mide 60 centimetros de altura y pesa unos 275 kilos. Las orejas son largos y el labio superior
. Si bien los okapi no están clasificados como especies en peligro de extinción, están amenazados por la destrucción de su hábitat y su caza. La población mundial está estimada en 10.000–20.000 especímenes
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